Pero a partir de finales de los años 1960s la curva de Phillips dejó de cumplirse y los incrementos de la inflación no fueron acompañados de un decrecimiento del paro sino de un aumento. De esta manera se inició el declive de la concepción keynesiana de la economía, ya que un mayor estímulo de la demanda no sólo no resolvía la crisis económica sino que hacía que aumentaran la inflación y el paro.
Si analizamos más detalladamente el comportamiento de la curva de Phillips durante los últimos años observamos:
3 . Según la interpretación de Friedman y Phelps el aumento de la inflación puede ser positivo cuando es súbito porque causa un decremento de los salarios reales, pero debería ser neutro a largo plazo y no negativo. Debería mostrar la ineficacia de estimular la economía cuando se encuentra en pleno empleo o en el ratio que no causa un incremento acelerado de la inflación (NAIRU) pero no debería tener un efecto negativo y en cambio los datos muestran que cada vez que aumenta la inflación (independientemente del nivel de paro y de inflación) se produce un aumento del paro y una recesión.
El incremento de la inflación y los tipos de interés causan la crisis inmobiliaria y de los bienes de consumo duraderos, debido al efecto inclinación. El incremento de las cuotas hipotecarias supone por un lado que las familias con hipotecas a tipo variable disminuyan el consumo y por otro el deterioro de los resultados bancarios (incremento morosidad) y de sus activos (bajada de precios y volumen del mercado inmobiliario). Los bancos reaccionan a estas pérdidas reduciendo la concesión de préstamos, por lo que también decrece la inversión. A partir de este momento se produce un círculo vicioso en el que el paro, caída del consumo y de la inversión se retroalimentan mutuamente.
Si esta interpretación es cierta, creo que se desprenden de ella dos consecuencias importantes
1) Necesitamos un sistema que proteja la economía de los incrementos de la inflación y no sólo trate de evitarlos. La estabilidad de precios sin productos indexados nos deja desprotegidos cuando la inflación aumenta y no lo podemos evitar (pe: aumento del precio del petróleo). Una economía indexada a la inflación (disponer de contratos, depósitos, alquileres, créditos, hipotecas indexados a la inflación) nos ayudaría a este objetivo.
2) En una economía indexada debería ser posible implementar políticas de estímulo económico sin tener miedo a que la inflación cause recesiones económicas ya que todos los agentes se encuentran protegidos contra las fluctuaciones de la inflación y les resulta indiferente el nivel de inflación que haya, mientras que en una economía no indexada el miedo a la inflación nos retrae de implementar estas políticas.
Creo que mientras no se entienda que hay que dar una respuesta satisfactoria al problema de por qué la inflación causa (precede) recesiones económicas (y la indexación de los contratos a la inflación puede ser una buena solución) las posturas de los partidarios de las políticas de estímulo económico tendrán un punto débil que será difícil, casi imposible, de superar.