Los agentes económicos tenemos preferencias temporales. Podemos preferir gastar nuestro dinero hoy, que llamamos consumo, o guardarlo para el futuro, que llamamos ahorro. Cuando el sistema funciona correctamente, y gracias al sistema bancario, este ahorro se convierte mayoritariamente en una inversión y, si quién invierte no es quien ha ahorrado, en una deuda, ya que el banco cede el dinero ahorrado a algún agente económico que quiere gastar en el presente y que se endeuda para invertir. Por lo tanto, afirmar que hemos crecido a base de deuda significa que hemos crecido a base de inversiones (carreteras, viviendas, hospitales, escuelas, maquinaria, software, I + D. ..). Este es precisamente uno de los objetivos principales de cualquier sistema económico moderno: poder destinar los recursos que no dedicamos a la producción de bienes de consumo a la inversión, lo que nos permite tener una economía más productiva, un mayor crecimiento económico y más bienestar.
Podemos objetar que hemos invertido mal (exceso de vivienda, infraestructuras ruinosas ...) pero este es un problema de asignación de recursos no del hecho de endeudarse. También podemos criticar un mal uso de la deuda. A partir del estallido de la crisis muchos gobiernos se han endeudado para mantener el gasto corriente en lugar de utilizar la deuda para invertir. Así pues, la mala asignación de recursos o un mal uso de la deuda son los problemas que debemos corregir y no el crecimiento realizado a base de inversiones/ endeudamiento. De hecho, si queremos crecimiento, de eso se trata.