La situación económica mundial y el aumento de las políticas heterodoxas por parte de los bancos centrales, especialmente la decisión de Japón de modificar su política monetaria ha encendido la inquietud en torno a una posible guerra de divisas.
Algunas economías con una demanda interna débil tratan de resolver este problema imprimiendo moneda para que ésta se devalúe, mejorar así la balanza comercial y lograr que la demanda externa reactive o impulse su economía. Es una medida que conlleva ciertos riesgos e innecesaria si el sistema económico funcionara correctamente pero que resulta efectiva si se dan una serie de condiciones. En primer lugar, debemos tener en cuenta que si aumentamos la masa monetaria nos podemos encontrar con varios problemas en los mercados financieros internos ya que aumentan las expectativas de inflación y los tipos de interés reales y nominales. En segundo, que si la única medida fuera el incremento de la masa monetaria, ésta no tendría ningún efecto, ya que si doblamos la masa monetaria, ceteris paribus, nuestra moneda valdrá la mitad pero los precios se doblarán y nos quedaremos donde estábamos. Por lo tanto, esta medida sólo resulta eficaz si el resto de economías aceptan que la impresión de moneda se utilice para alterar el valor de las divisas. El problema es que este es un juego de suma 0 y la mejora de la balanza comercial de una economía representa el empeoramiento de las otras y por lo tanto si no les interesa, tienen incentivos para responder con la misma medida. Si todas se apuntan al juego de "a ver quien devalúa más su propia moneda", iniciando una guerra de divisas, éste puede acabar con un desequilibrio en los mercados financieros y una pérdida de confianza en todas las monedas de graves consecuencias.
Una economía indexada (donde los contratos se encuentran indexados a la inflación) puede proteger contra este peligro de dos maneras:
1) Porque, como ya he explicado en otros posts, en una economía indexada podemos estimular la demanda interna (el gobierno puede aumentar el gasto imprimiendo dinero sin aumentar impuestos ni endeudarse) y por lo tanto tenemos una menor necesidad de la demanda exterior.
2) Porque ayuda a mantener la credibilidad de la moneda aunque aumente la inflación y la moneda se devalúe. Para explicar esta ventaja pondré un ejemplo.
Supongamos que la Reserva Federal decide devaluar el dólar imprimiendo dinero mientras el Banco Central Europeo se mantiene impertérrito manteniendo el valor del euro y una inflación del 2%. Supongamos que un kuwaití vende 1.000 barriles de petróleo por 100.000 $ a un estadounidense. Simplificando, el asiático puede hacer tres cosas:
1) Comprar un coche norteamericano por ese valor (100.000 $)
2) Quedarse los dólares pensando que ya comprará el coche en el futuro, invirtiéndolos, por ejemplo, en un bono del Tesoro a 2 años a un tipo del 3% anual.
3) Vender los dólares a un tercero y adquirir otra divisa, la suya u otra extranjera, como por ejemplo 80.000 €. En este caso también podría optar entre comprar un coche europeo (80.000 €) o invertir los euros en bonos europeos al 3% anual.
Supongamos que la decisión de la Fed conlleve un aumento de la inflación (10% anual) y el precio del coche aumenta de 100 a 121.000$ en dos años. Si el kuwaití ha decidido comprar los bonos norteamericanos tan sólo recibirá unos 106.000$ (3% anual) y de esta manera habrá perdido capacidad de compra, ya que antes podía comprar un automóvil que ahora ya no puede. Mientras tanto el dólar se habrá depreciado y si quiere cambiar los 106.000$ por euros sólo recibirá unos 72.900€, mientras que el coche europeo ahora valdrá 83.200€ (Europa continúa con un 2% de inflación) y por lo tanto, tampoco podrá comprar el coche europeo. Si mantiene inicialmente los dólares, siempre sale perdiendo y por lo tanto si la Fed mantiene esta política, a la larga el kuwaití sólo aceptará los dólares si tiene previsto comprar un coche norteamericano inmediatamente o si los bonos estadounidenses pagan unos tipos interés tan elevados que le compensan el riesgo que asume, pero este hecho sería catastrófico para la economía de EE.UU. y de todo el Mundo.
En cambio, si la economía se encuentra indexada y los bonos están indexados a la inflación, al kuwaití le resulta indiferente que la Fed imprima poco o mucho. Si hay una inflación del 10% y el precio del coche aumenta de 100 a 121.000$ en dos años, su bono aumentará de 100 a unos 123.000$ (inflación + tipo real de 1% anual) y podrá continuar comprando el coche norteamericano. Si el dólar se deprecia, tampoco le afecta porque ahora sus 123.000 dólares son unos 84.800€ y el coche europeo vale 83.200€. Por lo tanto, continuará aceptando los dólares y no pedirá una prima de riesgo por los bonos estadounidenses.
Así pues una economía indexada contribuye a estabilizar la economía internacional.
Algunas economías con una demanda interna débil tratan de resolver este problema imprimiendo moneda para que ésta se devalúe, mejorar así la balanza comercial y lograr que la demanda externa reactive o impulse su economía. Es una medida que conlleva ciertos riesgos e innecesaria si el sistema económico funcionara correctamente pero que resulta efectiva si se dan una serie de condiciones. En primer lugar, debemos tener en cuenta que si aumentamos la masa monetaria nos podemos encontrar con varios problemas en los mercados financieros internos ya que aumentan las expectativas de inflación y los tipos de interés reales y nominales. En segundo, que si la única medida fuera el incremento de la masa monetaria, ésta no tendría ningún efecto, ya que si doblamos la masa monetaria, ceteris paribus, nuestra moneda valdrá la mitad pero los precios se doblarán y nos quedaremos donde estábamos. Por lo tanto, esta medida sólo resulta eficaz si el resto de economías aceptan que la impresión de moneda se utilice para alterar el valor de las divisas. El problema es que este es un juego de suma 0 y la mejora de la balanza comercial de una economía representa el empeoramiento de las otras y por lo tanto si no les interesa, tienen incentivos para responder con la misma medida. Si todas se apuntan al juego de "a ver quien devalúa más su propia moneda", iniciando una guerra de divisas, éste puede acabar con un desequilibrio en los mercados financieros y una pérdida de confianza en todas las monedas de graves consecuencias.
Una economía indexada (donde los contratos se encuentran indexados a la inflación) puede proteger contra este peligro de dos maneras:
1) Porque, como ya he explicado en otros posts, en una economía indexada podemos estimular la demanda interna (el gobierno puede aumentar el gasto imprimiendo dinero sin aumentar impuestos ni endeudarse) y por lo tanto tenemos una menor necesidad de la demanda exterior.
2) Porque ayuda a mantener la credibilidad de la moneda aunque aumente la inflación y la moneda se devalúe. Para explicar esta ventaja pondré un ejemplo.
Supongamos que la Reserva Federal decide devaluar el dólar imprimiendo dinero mientras el Banco Central Europeo se mantiene impertérrito manteniendo el valor del euro y una inflación del 2%. Supongamos que un kuwaití vende 1.000 barriles de petróleo por 100.000 $ a un estadounidense. Simplificando, el asiático puede hacer tres cosas:
1) Comprar un coche norteamericano por ese valor (100.000 $)
2) Quedarse los dólares pensando que ya comprará el coche en el futuro, invirtiéndolos, por ejemplo, en un bono del Tesoro a 2 años a un tipo del 3% anual.
3) Vender los dólares a un tercero y adquirir otra divisa, la suya u otra extranjera, como por ejemplo 80.000 €. En este caso también podría optar entre comprar un coche europeo (80.000 €) o invertir los euros en bonos europeos al 3% anual.
Supongamos que la decisión de la Fed conlleve un aumento de la inflación (10% anual) y el precio del coche aumenta de 100 a 121.000$ en dos años. Si el kuwaití ha decidido comprar los bonos norteamericanos tan sólo recibirá unos 106.000$ (3% anual) y de esta manera habrá perdido capacidad de compra, ya que antes podía comprar un automóvil que ahora ya no puede. Mientras tanto el dólar se habrá depreciado y si quiere cambiar los 106.000$ por euros sólo recibirá unos 72.900€, mientras que el coche europeo ahora valdrá 83.200€ (Europa continúa con un 2% de inflación) y por lo tanto, tampoco podrá comprar el coche europeo. Si mantiene inicialmente los dólares, siempre sale perdiendo y por lo tanto si la Fed mantiene esta política, a la larga el kuwaití sólo aceptará los dólares si tiene previsto comprar un coche norteamericano inmediatamente o si los bonos estadounidenses pagan unos tipos interés tan elevados que le compensan el riesgo que asume, pero este hecho sería catastrófico para la economía de EE.UU. y de todo el Mundo.
En cambio, si la economía se encuentra indexada y los bonos están indexados a la inflación, al kuwaití le resulta indiferente que la Fed imprima poco o mucho. Si hay una inflación del 10% y el precio del coche aumenta de 100 a 121.000$ en dos años, su bono aumentará de 100 a unos 123.000$ (inflación + tipo real de 1% anual) y podrá continuar comprando el coche norteamericano. Si el dólar se deprecia, tampoco le afecta porque ahora sus 123.000 dólares son unos 84.800€ y el coche europeo vale 83.200€. Por lo tanto, continuará aceptando los dólares y no pedirá una prima de riesgo por los bonos estadounidenses.
Así pues una economía indexada contribuye a estabilizar la economía internacional.