En 2007 se inició la crisis mas intensa y duradera que hemos padecido en 70 años. Siete años mas tarde, y con una economía todavía débil, la cuestión fundamental es ¿por qué somos tan poco eficaces luchando contra la crisis y el paro? ¿Quizás no hemos identificado correctamente las causas que provocaron la crisis y estamos atacando los problemas equivocados? o ¿quizás el modelo actual parte de alguna premisa equivocada o promueve acciones incoherentes?... El objetivo de este post es responder a estas preguntas básicas y ofrecer una propuesta que permita superar la situación actual. En el documento "La economía indexada" y en posts anteriores se pueden encontrar, además de otras reflexiones, propuestas y consideraciones, los datos, fuentes y análisis que justifican las afirmaciones que se hacen aquí.
1. En el verano de 2007 se inició una crisis económica y financiera que siete años más tarde todavía nos afecta. Ante la necesidad de comprender lo sucedido se fue elaborando e imponiendo una narrativa parecida a esta. En los años previos a la crisis había en los EEUU una una gran facilidad para obtener crédito, tanto que acabó provocando una burbuja inmobiliaria y el sobre-endeudamiento de las familias. El sistema también proporciono a familias sin recursos (ninja), y que en realidad no podían devolver los créditos, hipotecas (subprime) para comprar casas. Cuando estos hipotecados (ninja) dejaron de pagar se produjo un estallido de la burbuja inmobiliaria y una crisis económica que acabó afectando a economías de todo el mundo. ¿Es cierto este relato?
No. Cuando analizamos los datos vemos que en los EEUU no hubo ninguna burbuja inmobiliaria, que las familias no aumentaron significativamente sus obligaciones financieras y que fueron las hipotecas a tipo de interés variable y no las subprime las que provocaron originalmente las pérdidas. Así pues, ni las subprime, ni los ninja, ni la burbuja inmobiliaria, ni el exceso de deuda originaron la crisis.
John Dewey afirmaba que un problema bien plateado ya estaba medio resuelto. El primer gran problema que tenemos para resolver la crisis es que no hemos identificado correctamente sus causas y por eso resulta tan dificil econtrar soluciones.
2. ¿Qué pasó?
Si analizamos el comportamiento de la economía de los EEUU durante las crisis económicas de los últimos 50 años observamos que todas, también la de 2007, tienden a seguir un mismo patrón. Se produce un aumento de la inflación y de los tipos de interés, seguido de una crisis inmobiliaria y finalmente de una recesión económica en la que la inversión cae con mucha más fuerza que el resto de componentes del PIB (consumo público y privado y saldo exterior).
3. ¿Es lógico este comportamiento de la economía?
No, no es lógico que se produzca una crisis inmobiliaria cuya causa sea un incremento de la inflación ni que la inversión caiga siempre con tanta intensidad. Resulta igualmente extraño que las crisis inmobiliarias precedan siempre a las económicas (No es ilógico pero si extraño. Es como tirar un dado siete veces y que las siete salga un “2”. No es ni ilógico ni imposible pero resulta sospechoso.)
4. ¿Por qué se producen estas situaciones ilógicas?
La principal causa es el mal diseño de los contratos financieros.
En el caso de las crisis inmobiliarias, el mal diseño de las hipotecas. En la actualidad, la mayoría de préstamos hipotecarios están referenciados al tipo de interés nominal y son de cuotas nominales constantes, de manera que producen lo que en inglés se denomina “tilt effect” o efecto inclinación. Este efecto provoca que cuando aumenta la inflación, las cuotas de los hipotecados a tipo de interés variable crezcan muy por encima de sus ingresos, de manera que aumenta la morosidad, y que simultáneamente el banco conceda préstamos de menor cuantía a los que solicitan una nueva hipoteca, provocando una caída de la demanda y los precios en el mercado. Por ejemplo, un aumento de la inflación del 2% puede provocar un incremento de las cuotas hipotecarias de un 25% o 30% y un descenso en la cuantía de los préstamos de un 20% o 25%. De esta manera, un incremento de la inflación que debería ser neutro para el mercado inmobiliario acaba provocando una crisis, con un aumento de la morosidad y una caída de la demanda y de los precios.
El mal diseño de los contratos también provoca que el mercado reaccione ante un aumento de la inflación como si se hubiese producido un incremento del tipo de interés real. No es lógico que la inversión disminuya ante un aumento de la inflación pero si ante un aumento de los tipos reales.
Así pues, el mal diseño de los contratos y el efecto inclinación nos permiten explicar las situaciones ilógicas que hemos observado en las crisis económicas de los últimos 50 años en los EEUU. Podemos explicar porqué un incremento de la inflación acaba provocando una crisis inmobiliaria y una caída brusca de la inversión cuando no debería hacerlo (y además sin que haya ninguna burbuja inmobiliaria ni un exceso de deuda). También podemos explicar porqué las crisis inmobiliarias preceden la del resto de sectores, ya que el efecto inclinación es más intenso cuanto más a largo plazo son los contratos y el mercado inmobiliario es quién utiliza préstamos a más largo plazo, así como porqué fueron los hipotecados con hipotecas a tipo variable y no los subprime los que originaron inicialmente las pérdidas de la última crisis.
5. ¿Se puede evitar el efecto inclinación?
Si. Utilizando contratos indexados a la inflación. En estos contratos los cobros o pagos se actualizan de acuerdo con la inflación. Así, cuando la inflación aumenta un 2%, los cobros o pagos a realizar aumentan un 2% y cuando la inflación aumenta un 4%, los cobros o pagos a realizar lo hacen en un 4%. De esta manera no se produce el efecto inclinación, ni los incrementos de un 20 o 30% de los pagos cuando se acelera la inflación del 2% al 4%. Esto nos demuestra que los problemas y desequilibrios que se producen cuando aumenta la inflación no los provoca la propia inflación sino el efecto inclinación y unos contratos financieros mal diseñados.
6. ¿Existen en el mercado contratos indexados a la inflación?
Si. Los contratos indexados se utilizan en todo el mundo aunque es verdad que no con la intensidad que sería lógico esperar, especialmente para los contratos a largo plazo. El premio Nobel de economía Robert Shiller considera un enigma que no se utilicen más frecuentemente. Pueden haber distintas causas que expliquen este comportamiento como aspectos legales, la ilusión monetaria, la amortización negativa en términos nominales, una situación de caza de ciervo, falta de un mercado desarrollado... pero resulta complicado establecer la causa exacta.
A pesar de ello debemos decir que durante las dos últimas décadas el porcentaje de contratos a largo plazo indexados a la inflación ha crecido, especialmente para los bonos de deuda pública. Hoy en día ya existen economías con un nivel alto de contratos indexados como Israel, Islandia o Chile.
7. Además del problema del origen de la crisis, hay otra cuestión relevante ¿Por qué la crisis y el paro son tan intensos y persistentes?
Evidentemente, existen diversas causas como el deficiente análisis que se ha hecho de la situación (ver pregunta 1) o algunas de las decisiones que se han tomado durante la crisis pero si queremos saber la principal causa estructural debemos comprender la lógica del modelo económico actual y de dónde surge. La Gran Depresión que se produjo a partir de 1929 acabó suponiendo la adopción del modelo keynesiano. Según este modelo, las crisis se producen fundamentalmente porqué hay una caída de la demanda (aumento del paro y deflación). Así pues, cuando se produce una crisis, el gobierno debe estimular la demanda con una disminución de impuestos, un aumento del gasto público, una disminución de los tipos de interés o una devaluación de la moneda. Este modelo fue seguido hasta la década de 1970. Durante esa década se produjeron diversos episodios de alto paro e inflación, un fenómeno llamado estanflación, que el modelo keynesiano no preveía. De hecho, las recetas de estímulo económico resultaban contraproducentes, ya que provocaban un aumento de la inflación y, tal como hemos visto anteriormente, el aumento de la inflación era el preludio de las crisis económicas y estas del aumento del paro.
Esto provocó en la década de 1980 el cambio de modelo económico hacia el actual basado en ideas monetaristas, neoclásicas, ordoliberales... El nuevo modelo propuso como principal objetivo la estabilidad de precios. Es una opción aparentemente lógica. Si cada vez que aumenta la inflación se producen una crisis inmobiliaria y económica y un aumento del paro, es razonable pensar que si se evitan los aumentos de la inflación se evitarán/mitigarán las crisis y el paro. Aunque el modelo ha conseguido reducir la frecuencia de las crisis económicas (1 cada 10 años entre 1983 y 2014 en lugar de 1 cada 3,5 años entre 1969 y 1982) no ha conseguido evitarlas y además continúan teniendo el mismo patrón que las de la década de 1970. Esto se debe a que el modelo no ha atacado el principal causante de las crisis, el efecto inclinación.
El hecho de no afrontar la principal causa de las crisis, el efecto inclinación, sino de intentar frenar las crisis indirectamente controlando la inflación es el principal responsable de la persistencia e intensidad de la crisis. Para evitar la inflación, el modelo actual propone la liberalización de los mercados, el fomento de la competencia, la estabilidad del presupuesto público o en su defecto la financiación con deuda del déficit público y unos bancos centrales independientes con la estabilidad de precios como objetivo principal. Unas medidas coherentes con la lógica del modelo y su preferencia por la estabilidad de precios. Cuando se produjo la crisis de 2007, los economistas discreparon sobre si era necesario aumentar las medidas de estímulo económico (pro-keynesianos) o no (austeridad) pero la discusión no se produjo sobre como se debían financiar. Ambos grupos aceptaron que tenia que ser con la emisión de deuda pública para evitar los perjuicios que podría causar un incremento de la inflación. Pero financiar los estímulos económicos, si son gasto corriente, con la emisión de deuda es una opción ilógica ya que la deuda ha de servir para financiar la inversión productiva. Con este planteamiento los problemas surgen con cualquiera de las dos opciones. Si se opta por aumentar el estímulo se aumenta indebidamente la deuda (cargando sobre las generaciones futuras los problemas actuales) y aumentando el riesgo en los mercados. Si se opta por la austeridad para evitar un endeudamiento excesivo se provoca un aumento del paro y unas recesiones largas.
En definitiva, las tensiones que provoca financiar el estímulo económico con la emisión de deuda pública (una opción que no es lógica para este propósito pero que se acepta debido a la aversión que existe hacía la inflación) es lo que provoca que las crisis y el paro sean tan intensos y duraderos porqué impiden realizar un estímulo económico sostenible y que no genere desequilibrios.
8. ¿Por donde pasa la solución a la crisis actual?
Teniendo en cuenta que el principal problema que origina las crisis actuales es el desequilibrio que provoca el efecto inclinación cada vez que aumenta la inflación y que evitar estos problemas intentando controlar la inflación provoca situaciones insostenibles y que restan eficacia a la lucha contra las crisis y el paro, parece lógico que la solución tenga que pasar por fomentar las condiciones que eviten que se produzca el efecto inclinación.
Teniendo en cuenta que los contratos indexados a la inflación pueden evitar el efecto inclinación, la solución mas lógica seria fomentar una economía en la que los principales contratos estuvieran indexados a la inflación. Es decir, una economía indexada. En realidad deberíamos llamarla así cuando todos los contratos estuvieran indexados pero pueden haber distintos niveles de indexación y podemos llegar a considerar una economía indexada si tiene indexados los principales contratos a largo plazo como hipotecas, bonos o alquileres a largo plazo aunque no tenga indexados los contratos a corto plazo o que pueden presentar rigideces como los depósitos a la vista, el crédito al consumo de unos pocos meses o los contratos laborales. La decisión de indexar estos últimos conlleva beneficios y perjuicios que deben ser valorados por cada economía.
9. ¿Qué beneficios económicos potenciales supone una economía indexada?
Los principales beneficios de una economía indexada provienen del hecho de que es una opción más lógica, ya que ataca el principal causante de los desequilibrios, el efecto inclinación, en lugar de la inflación, que no es el verdadero problema. Esto permite:
1. Evitar el tipo de crisis que hemos padecido durante las últimas décadas. Esto no significa que pueda evitar cualquier tipo de crisis pero si aquellas en las que se produce una recesión económica precedida de un aumento de la inflación y los tipos de interés, de una crisis inmobiliaria y con una caída brusca de la inversión.
2. Mayor capacidad para luchar contra las crisis de demanda y el paro. Uno de los principales beneficios de una economía indexada es que permite financiar al gobierno con la impresión de dinero. Esta opción es potencialmente inflacionista y, por lo tanto, anatema en el modelo actual pero en una economía indexada, un aumento de la inflación no provoca ningún desequilibrio significativo en los mercados. Así pues, el gobierno puede estimular la demanda con la impresión de dinero y luchar contra las crisis y el paro de manera sostenible (no aumenta su deuda) y eficaz, si la causa de estos problemas es una falta de demanda.
3. La estabilidad económica. La capacidad para reducir los desequilibrios que genera el efecto inclinación y luchar contra el paro y las crisis de demanda, ofrece más estabilidad a los mercados (laboral, inmobiliario, financiero...). El paro se debería reducir gracias a la capacidad del modelo para luchar contra él. El mercado inmobiliario debería ser más estable, ya que la inflación no lo desestabilizaría. La prima de riesgo sobre la deuda pública debería desaparecer (siempre que el gobierno no cometa imprudencias exageradas), gracias a su capacidad para imprimir dinero y la garantía para los ahorradores de mantener su poder adquisitivo. Los mercados financieros deberían ser más estables, gracias a una prima de riesgo nula, un mercado laboral con constantes niveles bajos de paro y una demanda estable, de manera que el crédito para las empresas y familias sería más barato y accesible.
10. ¿Qué perjuicios económicos potenciales supone una economía indexada?
Los principales perjuicios de una economía indexada provienen de la posibilidad que se haga un uso indebido de la impresión de dinero.
1. La corrupción y el despilfarro. Los casos de corrupción y despilfarro podrían aumentar gracias a la capacidad para imprimir dinero y a los elevados presupuestos públicos que podrían tener las administraciones.
2. La hiperinflación. Un abuso de la impresión de dinero puede llevar a una situación de creciente inflación. Aunque una correcta indexación y las tecnologías de la información deberían proteger a los agentes económicos de esta posibilidad, altas tasas de inflación pueden resultar contraproducentes.
3. El colapso. El sistema supone llevar al límite el hecho de que se utilice dinero-fiat y, por consiguiente, se basa en la confianza de todos los agentes en el sistema. Esto requiere que el sistema sea transparente y fiable, ya que se podría colapsar si no fuera capaz de generar confianza.
Todos estos perjuicios son potenciales, no estructurales, y pueden ser minimizados con unas instituciones adecuadas y una buena legislación y gestión.
11. ¿Es difícil implementar una economía indexada?
Técnicamente resulta relativamente fácil de implementar, ya que sólo se trata de generalizar el uso de unos contratos que ya existen en el mercado. La principal dificultad técnica es la coordinación durante su introducción, que se podría hacer en distintas fases.
El principal obstáculo es psicológico. Cambiar a una economía indexada supone cambiar de mentalidad y eso siempre resulta complicado, más teniendo en cuenta que existen muchas narrativas que resaltan la maldad de la inflación.
12. ¿Qué cambios estructurales podría conllevar a una economía indexada?
Una economía indexada puede conllevar cambios estructurales tanto en las relaciones sociales como en las económicas.
1. Las crisis económicas. Debería cambiar la naturaleza de las crisis económicas y ser mayoritariamente de oferta y no de demanda. Es decir, crisis debidas a la escasez de recursos.
2. El mercado laboral. Los elevados niveles de paro y la sensación de precariedad laboral típicos del modelo actual deberían desaparecer gracias a la capacidad del sistema para crear empleo y de calidad.
3. La ecología. Un estímulo económico permanente debería suponer un gran aumento de la demanda económica y de la presión sobre los recursos del planeta, de manera que las cuestiones ecológicas aumentarían su importancia. La gran capacidad de movilizar recursos y de inversión de una economía indexada podría ayudar a resolver estos problemas.
4. El poder político. Los gobiernos y parlamentos tendrían más poder político en una economía indexada, ya que disminuiría su dependencia de los bancos y los mercados financieros.
5. Los desequilibrios económicos. Una economía indexada podría contribuir a disminuir los desequilibrios económicos gracias a su capacidad para generar empleo y al mayor poder político de los gobiernos.
6. Las relaciones internacionales. Una economía indexada supondría un cambio en las relaciones internacionales. Los recursos escasos serían más esenciales, de manera que resultaría fundamental un buen funcionamiento de los mercados. Los países deudores tendrían una menor dependencia de los acreedores, ya que disminuirían sus necesidades de financiación exterior.
1. En el verano de 2007 se inició una crisis económica y financiera que siete años más tarde todavía nos afecta. Ante la necesidad de comprender lo sucedido se fue elaborando e imponiendo una narrativa parecida a esta. En los años previos a la crisis había en los EEUU una una gran facilidad para obtener crédito, tanto que acabó provocando una burbuja inmobiliaria y el sobre-endeudamiento de las familias. El sistema también proporciono a familias sin recursos (ninja), y que en realidad no podían devolver los créditos, hipotecas (subprime) para comprar casas. Cuando estos hipotecados (ninja) dejaron de pagar se produjo un estallido de la burbuja inmobiliaria y una crisis económica que acabó afectando a economías de todo el mundo. ¿Es cierto este relato?
No. Cuando analizamos los datos vemos que en los EEUU no hubo ninguna burbuja inmobiliaria, que las familias no aumentaron significativamente sus obligaciones financieras y que fueron las hipotecas a tipo de interés variable y no las subprime las que provocaron originalmente las pérdidas. Así pues, ni las subprime, ni los ninja, ni la burbuja inmobiliaria, ni el exceso de deuda originaron la crisis.
John Dewey afirmaba que un problema bien plateado ya estaba medio resuelto. El primer gran problema que tenemos para resolver la crisis es que no hemos identificado correctamente sus causas y por eso resulta tan dificil econtrar soluciones.
2. ¿Qué pasó?
Si analizamos el comportamiento de la economía de los EEUU durante las crisis económicas de los últimos 50 años observamos que todas, también la de 2007, tienden a seguir un mismo patrón. Se produce un aumento de la inflación y de los tipos de interés, seguido de una crisis inmobiliaria y finalmente de una recesión económica en la que la inversión cae con mucha más fuerza que el resto de componentes del PIB (consumo público y privado y saldo exterior).
3. ¿Es lógico este comportamiento de la economía?
No, no es lógico que se produzca una crisis inmobiliaria cuya causa sea un incremento de la inflación ni que la inversión caiga siempre con tanta intensidad. Resulta igualmente extraño que las crisis inmobiliarias precedan siempre a las económicas (No es ilógico pero si extraño. Es como tirar un dado siete veces y que las siete salga un “2”. No es ni ilógico ni imposible pero resulta sospechoso.)
4. ¿Por qué se producen estas situaciones ilógicas?
La principal causa es el mal diseño de los contratos financieros.
En el caso de las crisis inmobiliarias, el mal diseño de las hipotecas. En la actualidad, la mayoría de préstamos hipotecarios están referenciados al tipo de interés nominal y son de cuotas nominales constantes, de manera que producen lo que en inglés se denomina “tilt effect” o efecto inclinación. Este efecto provoca que cuando aumenta la inflación, las cuotas de los hipotecados a tipo de interés variable crezcan muy por encima de sus ingresos, de manera que aumenta la morosidad, y que simultáneamente el banco conceda préstamos de menor cuantía a los que solicitan una nueva hipoteca, provocando una caída de la demanda y los precios en el mercado. Por ejemplo, un aumento de la inflación del 2% puede provocar un incremento de las cuotas hipotecarias de un 25% o 30% y un descenso en la cuantía de los préstamos de un 20% o 25%. De esta manera, un incremento de la inflación que debería ser neutro para el mercado inmobiliario acaba provocando una crisis, con un aumento de la morosidad y una caída de la demanda y de los precios.
El mal diseño de los contratos también provoca que el mercado reaccione ante un aumento de la inflación como si se hubiese producido un incremento del tipo de interés real. No es lógico que la inversión disminuya ante un aumento de la inflación pero si ante un aumento de los tipos reales.
Así pues, el mal diseño de los contratos y el efecto inclinación nos permiten explicar las situaciones ilógicas que hemos observado en las crisis económicas de los últimos 50 años en los EEUU. Podemos explicar porqué un incremento de la inflación acaba provocando una crisis inmobiliaria y una caída brusca de la inversión cuando no debería hacerlo (y además sin que haya ninguna burbuja inmobiliaria ni un exceso de deuda). También podemos explicar porqué las crisis inmobiliarias preceden la del resto de sectores, ya que el efecto inclinación es más intenso cuanto más a largo plazo son los contratos y el mercado inmobiliario es quién utiliza préstamos a más largo plazo, así como porqué fueron los hipotecados con hipotecas a tipo variable y no los subprime los que originaron inicialmente las pérdidas de la última crisis.
5. ¿Se puede evitar el efecto inclinación?
Si. Utilizando contratos indexados a la inflación. En estos contratos los cobros o pagos se actualizan de acuerdo con la inflación. Así, cuando la inflación aumenta un 2%, los cobros o pagos a realizar aumentan un 2% y cuando la inflación aumenta un 4%, los cobros o pagos a realizar lo hacen en un 4%. De esta manera no se produce el efecto inclinación, ni los incrementos de un 20 o 30% de los pagos cuando se acelera la inflación del 2% al 4%. Esto nos demuestra que los problemas y desequilibrios que se producen cuando aumenta la inflación no los provoca la propia inflación sino el efecto inclinación y unos contratos financieros mal diseñados.
6. ¿Existen en el mercado contratos indexados a la inflación?
Si. Los contratos indexados se utilizan en todo el mundo aunque es verdad que no con la intensidad que sería lógico esperar, especialmente para los contratos a largo plazo. El premio Nobel de economía Robert Shiller considera un enigma que no se utilicen más frecuentemente. Pueden haber distintas causas que expliquen este comportamiento como aspectos legales, la ilusión monetaria, la amortización negativa en términos nominales, una situación de caza de ciervo, falta de un mercado desarrollado... pero resulta complicado establecer la causa exacta.
A pesar de ello debemos decir que durante las dos últimas décadas el porcentaje de contratos a largo plazo indexados a la inflación ha crecido, especialmente para los bonos de deuda pública. Hoy en día ya existen economías con un nivel alto de contratos indexados como Israel, Islandia o Chile.
7. Además del problema del origen de la crisis, hay otra cuestión relevante ¿Por qué la crisis y el paro son tan intensos y persistentes?
Evidentemente, existen diversas causas como el deficiente análisis que se ha hecho de la situación (ver pregunta 1) o algunas de las decisiones que se han tomado durante la crisis pero si queremos saber la principal causa estructural debemos comprender la lógica del modelo económico actual y de dónde surge. La Gran Depresión que se produjo a partir de 1929 acabó suponiendo la adopción del modelo keynesiano. Según este modelo, las crisis se producen fundamentalmente porqué hay una caída de la demanda (aumento del paro y deflación). Así pues, cuando se produce una crisis, el gobierno debe estimular la demanda con una disminución de impuestos, un aumento del gasto público, una disminución de los tipos de interés o una devaluación de la moneda. Este modelo fue seguido hasta la década de 1970. Durante esa década se produjeron diversos episodios de alto paro e inflación, un fenómeno llamado estanflación, que el modelo keynesiano no preveía. De hecho, las recetas de estímulo económico resultaban contraproducentes, ya que provocaban un aumento de la inflación y, tal como hemos visto anteriormente, el aumento de la inflación era el preludio de las crisis económicas y estas del aumento del paro.
Esto provocó en la década de 1980 el cambio de modelo económico hacia el actual basado en ideas monetaristas, neoclásicas, ordoliberales... El nuevo modelo propuso como principal objetivo la estabilidad de precios. Es una opción aparentemente lógica. Si cada vez que aumenta la inflación se producen una crisis inmobiliaria y económica y un aumento del paro, es razonable pensar que si se evitan los aumentos de la inflación se evitarán/mitigarán las crisis y el paro. Aunque el modelo ha conseguido reducir la frecuencia de las crisis económicas (1 cada 10 años entre 1983 y 2014 en lugar de 1 cada 3,5 años entre 1969 y 1982) no ha conseguido evitarlas y además continúan teniendo el mismo patrón que las de la década de 1970. Esto se debe a que el modelo no ha atacado el principal causante de las crisis, el efecto inclinación.
El hecho de no afrontar la principal causa de las crisis, el efecto inclinación, sino de intentar frenar las crisis indirectamente controlando la inflación es el principal responsable de la persistencia e intensidad de la crisis. Para evitar la inflación, el modelo actual propone la liberalización de los mercados, el fomento de la competencia, la estabilidad del presupuesto público o en su defecto la financiación con deuda del déficit público y unos bancos centrales independientes con la estabilidad de precios como objetivo principal. Unas medidas coherentes con la lógica del modelo y su preferencia por la estabilidad de precios. Cuando se produjo la crisis de 2007, los economistas discreparon sobre si era necesario aumentar las medidas de estímulo económico (pro-keynesianos) o no (austeridad) pero la discusión no se produjo sobre como se debían financiar. Ambos grupos aceptaron que tenia que ser con la emisión de deuda pública para evitar los perjuicios que podría causar un incremento de la inflación. Pero financiar los estímulos económicos, si son gasto corriente, con la emisión de deuda es una opción ilógica ya que la deuda ha de servir para financiar la inversión productiva. Con este planteamiento los problemas surgen con cualquiera de las dos opciones. Si se opta por aumentar el estímulo se aumenta indebidamente la deuda (cargando sobre las generaciones futuras los problemas actuales) y aumentando el riesgo en los mercados. Si se opta por la austeridad para evitar un endeudamiento excesivo se provoca un aumento del paro y unas recesiones largas.
En definitiva, las tensiones que provoca financiar el estímulo económico con la emisión de deuda pública (una opción que no es lógica para este propósito pero que se acepta debido a la aversión que existe hacía la inflación) es lo que provoca que las crisis y el paro sean tan intensos y duraderos porqué impiden realizar un estímulo económico sostenible y que no genere desequilibrios.
8. ¿Por donde pasa la solución a la crisis actual?
Teniendo en cuenta que el principal problema que origina las crisis actuales es el desequilibrio que provoca el efecto inclinación cada vez que aumenta la inflación y que evitar estos problemas intentando controlar la inflación provoca situaciones insostenibles y que restan eficacia a la lucha contra las crisis y el paro, parece lógico que la solución tenga que pasar por fomentar las condiciones que eviten que se produzca el efecto inclinación.
Teniendo en cuenta que los contratos indexados a la inflación pueden evitar el efecto inclinación, la solución mas lógica seria fomentar una economía en la que los principales contratos estuvieran indexados a la inflación. Es decir, una economía indexada. En realidad deberíamos llamarla así cuando todos los contratos estuvieran indexados pero pueden haber distintos niveles de indexación y podemos llegar a considerar una economía indexada si tiene indexados los principales contratos a largo plazo como hipotecas, bonos o alquileres a largo plazo aunque no tenga indexados los contratos a corto plazo o que pueden presentar rigideces como los depósitos a la vista, el crédito al consumo de unos pocos meses o los contratos laborales. La decisión de indexar estos últimos conlleva beneficios y perjuicios que deben ser valorados por cada economía.
9. ¿Qué beneficios económicos potenciales supone una economía indexada?
Los principales beneficios de una economía indexada provienen del hecho de que es una opción más lógica, ya que ataca el principal causante de los desequilibrios, el efecto inclinación, en lugar de la inflación, que no es el verdadero problema. Esto permite:
1. Evitar el tipo de crisis que hemos padecido durante las últimas décadas. Esto no significa que pueda evitar cualquier tipo de crisis pero si aquellas en las que se produce una recesión económica precedida de un aumento de la inflación y los tipos de interés, de una crisis inmobiliaria y con una caída brusca de la inversión.
2. Mayor capacidad para luchar contra las crisis de demanda y el paro. Uno de los principales beneficios de una economía indexada es que permite financiar al gobierno con la impresión de dinero. Esta opción es potencialmente inflacionista y, por lo tanto, anatema en el modelo actual pero en una economía indexada, un aumento de la inflación no provoca ningún desequilibrio significativo en los mercados. Así pues, el gobierno puede estimular la demanda con la impresión de dinero y luchar contra las crisis y el paro de manera sostenible (no aumenta su deuda) y eficaz, si la causa de estos problemas es una falta de demanda.
3. La estabilidad económica. La capacidad para reducir los desequilibrios que genera el efecto inclinación y luchar contra el paro y las crisis de demanda, ofrece más estabilidad a los mercados (laboral, inmobiliario, financiero...). El paro se debería reducir gracias a la capacidad del modelo para luchar contra él. El mercado inmobiliario debería ser más estable, ya que la inflación no lo desestabilizaría. La prima de riesgo sobre la deuda pública debería desaparecer (siempre que el gobierno no cometa imprudencias exageradas), gracias a su capacidad para imprimir dinero y la garantía para los ahorradores de mantener su poder adquisitivo. Los mercados financieros deberían ser más estables, gracias a una prima de riesgo nula, un mercado laboral con constantes niveles bajos de paro y una demanda estable, de manera que el crédito para las empresas y familias sería más barato y accesible.
10. ¿Qué perjuicios económicos potenciales supone una economía indexada?
Los principales perjuicios de una economía indexada provienen de la posibilidad que se haga un uso indebido de la impresión de dinero.
1. La corrupción y el despilfarro. Los casos de corrupción y despilfarro podrían aumentar gracias a la capacidad para imprimir dinero y a los elevados presupuestos públicos que podrían tener las administraciones.
2. La hiperinflación. Un abuso de la impresión de dinero puede llevar a una situación de creciente inflación. Aunque una correcta indexación y las tecnologías de la información deberían proteger a los agentes económicos de esta posibilidad, altas tasas de inflación pueden resultar contraproducentes.
3. El colapso. El sistema supone llevar al límite el hecho de que se utilice dinero-fiat y, por consiguiente, se basa en la confianza de todos los agentes en el sistema. Esto requiere que el sistema sea transparente y fiable, ya que se podría colapsar si no fuera capaz de generar confianza.
Todos estos perjuicios son potenciales, no estructurales, y pueden ser minimizados con unas instituciones adecuadas y una buena legislación y gestión.
11. ¿Es difícil implementar una economía indexada?
Técnicamente resulta relativamente fácil de implementar, ya que sólo se trata de generalizar el uso de unos contratos que ya existen en el mercado. La principal dificultad técnica es la coordinación durante su introducción, que se podría hacer en distintas fases.
El principal obstáculo es psicológico. Cambiar a una economía indexada supone cambiar de mentalidad y eso siempre resulta complicado, más teniendo en cuenta que existen muchas narrativas que resaltan la maldad de la inflación.
12. ¿Qué cambios estructurales podría conllevar a una economía indexada?
Una economía indexada puede conllevar cambios estructurales tanto en las relaciones sociales como en las económicas.
1. Las crisis económicas. Debería cambiar la naturaleza de las crisis económicas y ser mayoritariamente de oferta y no de demanda. Es decir, crisis debidas a la escasez de recursos.
2. El mercado laboral. Los elevados niveles de paro y la sensación de precariedad laboral típicos del modelo actual deberían desaparecer gracias a la capacidad del sistema para crear empleo y de calidad.
3. La ecología. Un estímulo económico permanente debería suponer un gran aumento de la demanda económica y de la presión sobre los recursos del planeta, de manera que las cuestiones ecológicas aumentarían su importancia. La gran capacidad de movilizar recursos y de inversión de una economía indexada podría ayudar a resolver estos problemas.
4. El poder político. Los gobiernos y parlamentos tendrían más poder político en una economía indexada, ya que disminuiría su dependencia de los bancos y los mercados financieros.
5. Los desequilibrios económicos. Una economía indexada podría contribuir a disminuir los desequilibrios económicos gracias a su capacidad para generar empleo y al mayor poder político de los gobiernos.
6. Las relaciones internacionales. Una economía indexada supondría un cambio en las relaciones internacionales. Los recursos escasos serían más esenciales, de manera que resultaría fundamental un buen funcionamiento de los mercados. Los países deudores tendrían una menor dependencia de los acreedores, ya que disminuirían sus necesidades de financiación exterior.